lunes, 29 de marzo de 2010

El Efecto Mariposa. Parte II

Hace un año, aparecieron los primeros efectos del aleteo de la mariposa. Podemos argumentar que los efectos son relativos en función del tiempo, pero eso es también relativo. No intento confundir, pero me gusta confundir relativizando supuestos. El simple acto de un llamado telefónico puede influir, sin que nos demos cuenta, en una cantidad de secuelas impensadas: un conductor que atiende el teléfono, una maniobra brusca por evitar a un transeúnte cruzando en medio de la avenida, un insulto a un conductor que habla por teléfono mientras maneja, un cambio de humor mientras caminamos por la urbe debido a la negligencia de un conductor, una recepcionista que está al borde de los nervios y un cliente que llega insultando desde la calle que no hace otra cosa más que arrebatar la poca paciencia de la recepcionista, para terminar generando una orgía de insultos bajo el lente de una cámara que pronto tendrá sus miles de visitantes en youtube y, de este modo, provocar una leve sonrisa en un cibernauta y así comenzar un nuevo ciclo que tendrá su polo emotivo invertido.
Pero también se puede tornar más excéntrico un aleteo. Por ejemplo: un ciclista que recibe un mensaje de texto descuidando que un perro callejero pone su atención en él cuando ha detenido su marcha, un perro que comienza a ladrar persiguiendo al ciclista, un ciclista que comienza a huir y pierde el celular en una boca de tormenta, un mensaje que nunca se responde, una persona que espera confirmación vía sms de un ciclista, pero se impacienta y llama a éste; en lugar de él, atiende un "maestro" de las cloacas que se autodenomina como "splinter", recibe la llamada de la otra persona impaciente que comienza a los insultos al no saber que sucede con el ciclista, un maestro que cambia su humor súbitamente debido a la mala educación de la persona, unos cuatro muchachos con caparazón que se acaban de levantar y tienen que soportar el duro entrenamiento de un maestro enojado sin motivo aparente, un ciclista que denuncia en la comisaria que una rata de las alcantarillas y cuatro sujetos verdes le devolvieron su celular con un chip que no correspondía, un ciclista que pasa sus horas viendo el paisaje de edificios y 14 minutos diarios de luz solar dentro de un neuropsiquiátrico.
Nunca se sabe exactamente cuantas secuelas podemos causar con una mínima decisión. Cuántas cosas podemos cambiar con un simple movimiento o con unas pocas palabras. No se pueden medir las consecuencias de nuestras decisiones. Pueden anticiparse hasta cierto punto, y hasta donde afectan en determinadas costumbres o hábitos, o cómo pueden afectar a determinadas personas y sus actitudes. En ocasiones, sin embargo, cuando tomamos una gran decisión, pareciera que nada cambia; que el mundo sigue su trayectoria normal sin la más mínima transformación respecto de nuestra elección. De nuevo a nuestro punto inicial de la relatividad: a veces cambiamos las cosas sin darnos cuenta, a veces no cambiamos nada intentándolo, pero siempre termina dependiendo del lugar que ocupamos, de nuestra capacidad de visión y su alcance; y de las oportunidades que aprovechamos, las que dejamos de lado, o las que ni siquiera percibimos.

viernes, 19 de marzo de 2010

El Vengador del Pasafactura

A continuación se establecerán una serie de ítems para la asistencia del vengador del pasafacturas:

· Para los que nos recuerdan a cada rato que les debemos dinero: rentamos un local de suministros santificadores a nombre del pasafactura (buscamos que linde con un hipermegatone o con algún hipermeganegocio de variedad temáticas de gran valor para el goce consumista), hacemos un gran boquete y denunciamos a la víctima. Vuelve lo retro, vuelven los boquetes.

· Para el que nos recuerda a cada rato lo divertido que es pasar el rato con él y qué fiasco sería nuestra vida sin su presencia: lo invitamos a una salida de joda nocturna vistiendo una remera con un emblema antisemita en su espalda de modo que no lo perciba, y lo llevamos a un boliche gay de fisicoculturistas judíos donde la pasaremos bomba. Recordar llevar cámara de foto.

· Para el que no se acuerda del año en que vive, ni de nuestro cumpleaños, ni de su cumpleaños y se tiene que bajar el pantalón para recordar si tiene que ponerla o la tienen que empomar, pero que se acuerda del minúsculo detalle que nos hizo un favor en el año 1997, a las 16 hs un día de lluvia cuando vestíamos una chomba blanca con la insignia de un cocodrilo trucho: compramos una memoria DDR-20 a.C (memorias cibernéticas rústicas en forma de piedra, invirtiendo la evolución tecnológica, vendrían a ser como memorias pero sin la parte tecnológica quedando en su lugar, un pedazo de roca). Luego, citando frase contemporánea a tal período -"el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra"-, lanzamos objeto contundente cual cascote en catapulta de guerra medieval, argumentando más tarde que no comprendimos la frase citada.

· Para el que nos recuerda a cada instante lo miserable que es el mundo y nos pone trabas de lo más sofisticadas e imprevistas para poder progresar: si sólo pudiera hacer tangible a Dios...

El Gran Teorema Reflexivo

"La dialéctica no se da mediante un contrato social preestablecido, sino que se va acomodando según las necesidades de las partes. ¿Qué sucede cuando una de las partes no tiene voz propia? En algún momento esa voz toma determinado tipo de forma, ya sea mediante algunos atributos físicos de índole catártico, o a través de un episodio interno de caos esquizofrénico. ¿Y qué más lamentable que la inexistencia siquiera del acuerdo de antemano; o más bien, el acuerdo se ha corrompido debido a las circunstancias del pacto con la modernidad? Cuando una de las partes ha generado su propia amnesia original para sudar un frío industrial capaz de organizar la mejor de las peores consecuencias; ahí es cuando la relación se torna intolerable, una de las partes ha sucumbido ante la inestabilidad de la dialéctica y puede producir las acciones más siniestras para la sensibilidad humana. Por eso, en 150 años de aceleración de teoremas corrosivos, finalmente podemos darnos el lujo de ver la venganza en vivo y en directo, el momento de caos interno y el brote psicótico de nuestro único hospedaje en la vida."

Parafraseando bigotis: "Si el tiempo es lineal, ¿como fuimos capaces de desviarnos por la tangente?"


martes, 16 de marzo de 2010

Maniobras persuasivas

Vivimos en un gran juego de batallas. Y ya nos hemos distraído tanto en las victorias y las derrotas que perdimos de vista el juego en sí mismo. Y no estoy hablando de triunfos como: ganar un premio, reventar un casino, dar una vuelta olímpica, dar una triple mortal sin romperse la cervical, hallar un tesoro, hallar un cadáver de velociraptor en pleno coito con un hervíboro sadomasoquista, componer una canción relativamente mediocre o encontrar la media naranja (el mito de la modernidad en el cual somos compatibles con otra persona relegando nuestras verdaderos fetiches y tabúes para asimilarlos en una relación pseudo-matrimonial con resquicios de autocensura). Lo mismo va para la derrota; no hay que apuntar a los grandes fracasos que nos decoran la vida de lágrimas. Las lágrimas ya son una deshidratación, por ende una pérdida de líquidos. Otra batalla perdida. La locura está en los detalles, y es allí dónde verdaderamente perdemos la coherencia y la lógica de nuestros enunciados. El talento para complicar nuestra existencia es propia del raciocinio moderno, hay tantos detalles para abrumar nuestra cordura, que le damos la suficiente importancia como para que verdaderamente conviertan una calesita de ideas en un Chernobyl de diversiones autodestructivas. Pero no basta sólo eso, tenemos que ser tan incoloros de presencia temporal que también debemos contagiar esto en el resto de la humanidad. ¿Cómo se realiza esto? Fácilmente: mentiras, supuestos, engaños, suposiciones y amagues (todo aquello que también es condimento en la dialéctica del fútbol).
Voy a pasar a definir tres de estas tácticas:

·Mentira: su uso es frecuente en la sociedad. Se utiliza tanto en el ámbito doméstico, como en el laboral o social. Existe en su plenitud salvadora, casi sin consecuencias, como por ejemplo: "¡Pero si te queda bien!", "Está riquisimo, pero no tengo hambre", "Ya estaba así cuando llegué ", "Noo, justo este finde no puedo.. se casa mi.. consuegra". Convenciones sociales aceptadas para evitar herir a la gente. Oscila entre el filo de la verdad y la mentira, pero lo suficiente como para hacernos dudar. Surgen de la improvisación, ya que no requiere un tiempo de estrategia y demanda una respuesta inmediata. Por otro lado, tenemos la mentira planeada, aquella que sabemos o intuimos las consecuencias. Existen la mentira planeada en escasos segundos (esta es aquella en la cual nos tomamos un momento para plantearnos internamente la mejor respuesta, habitualmente desplegada con un "¿que? no te escuché" estratégico que nos otorga unos formidables segundos para no meter la pata. Y existe la mentira planeada con tiempo, aquella que involucra otros personajes, a veces incluye cómplices y es un engranaje complejo de mentiras por doquier que conforma una red impactante de detalles innecesarios en la búsqueda de la verdad desorientada de ser verdad por el hecho de permanecer fundamentada en cada rincón.

Supuestos: son los enemigos del presente. Conforman un efecto dominó que altera y provoca caos tanto en nuestro interior, como en nuestro alrededor. Un mal comienzo de un supuesto, puede terminar desde una pelea callejera por un entredicho mal interpretado, hasta una conspiración gubernamental por una influencia estadística basada en un supuesto inconmensurable, derivando en guerra civil, nacionalismo ascendente, revolución o manifestación hermafrodita en pro del aborto.

Amague:  no requiere ningún tipo de esfuerzo del provocador. En la mentira, uno establece una mínima labor para que las cosas funcionen bien, o del modo en que venían funcionando, es decir: muestra preocupación. Esta táctica es la indiferencia, la evasión; si alguien aplica esta técnica contra uno, es porque no entra en el conjunto de sus pares de preocupación, no establece la suficiente confianza o está entreverado entre la mentira y una verdad peligrosa. Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Dulce mentira o Cruel verdad? Creo que ante cada pregunta que requiera una respuesta aplicada, deberíamos tener esta opción: todos queremos la cruda verdad pero nunca queremos escucharla. Todos pedimos por la verdad, pero no estamos preparados para aceptarla. Entonces la mejor respuesta es: queremos la cruda verdad disfrazada de dulce mentira; de este modo el mundo sigue siendo nuestra propia verdad y no la imperante madrugada de una verdad inesperada. Es hora de dejar el rivotril y amagarle a la técnica del amague.